El peneca Zig Zag nº 1893






Santiago de Chile, 24-III-1945

EL PENECA. Entre la realidad y la ficción.
De una manera menos cruda y explícita, y también menos consciente,toda obra literaria, aun en grado menor como El peneca , rehacen la realidad -embelleciéndola o empeorándola. En esos sutiles o groseros agregados a la vida -en los que el escritor materializa sus secretas obsesiones- reside la originalidad de una ficción.Ella es más profunda cuanto más ampliamente exprese una necesidad general y cuantos más sean, a lo largo del espacio y del tiempo, los lectores que identifiquen, en esos contrabandos filtrados a la vida, los oscuros demonios que los desasosiegan. " Esa aburrida proeza de sólo narrar hechos ciertos y describir personajes cuyas biografías se ajustaban como un guante a las de sus modelos, mis novelas no hubieran sido, por eso, menos mentirosas o más ciertas de lo que son. Porque no es la anécdota lo que en esencia decide la verdad o la mentira de una ficción. Sino que ella sea escrita,no vivida, que esté hecha de palabras y no de experiencias concretas. Al traducirse en palabras, los hechos sufren una profunda modificación. El hecho real -la sangrienta batalla en la que tomé parte, el perfil gótico de la muchacha que amé- es uno, en tanto que los signos que podrían describirlo son innumerables. Al elegir unos y descartar otros, el novelista privilegia una y asesina otras mil posibilidades o versiones de aquello que describe: esto, entonces, muda de naturaleza, lo que desde se convierte en lo desmyo. irreconocibles y notoriamente inexistentes, no se plantea siquiera el cotejo entre la realidad y la ficción. Enverdad, sí se plantea, aunque de otra manera. La ((irrealidad » de la literatura fantástica se vuelve, para el lector, símbolo o alegoría, es decir, representación de realidades, de experiencias que si puede identificar en la vida. Lo importante es esto: no es el carácter «realista» o «fantástico» de una anécdota lo que traza la línea fronteriza entre verdad y mentira en la ficción. "
Mario Vargas Llosa

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