El peneca Zig Zag 1815


El peneca Zig Zag nº 1815. Santiago de Chile . 25 -IX-1943
Cortesía del señor Elías Luna. Muchas gracias.

El peneca : la memoria dormida.

Leer El peneca a lo largo del tiempo es como guardar en la memoria el recuerdo de las hojas de un árbol que vemos a menudo, de cada una de las irisaciones de las gotas de agua en el mar. La acumulación de todas las sensaciones y de todas las experiencias de la vida están presentes en la memoria de ese lector.
Lo fantástico y lo misterioso no son solamente las grandes imaginaciones del cine, de la literatura, los cuentos y las novelas. Está presente en nosotros mismos, en eso que es nuestra psiquis y que ni la ciencia, ni la filosofía consiguen explicar más que de una manera primaria y rudimentaria.
Ahora bien, si de ahí, ya en una forma un poco más concreta nos pasamos a la literatura, yo creo que estamos en general de acuerdo que una revista literaria como El peneca , es un poco la casa, la habitación de la fantasía, de la ilusión, de la ensoñación, y, porque no, de la evasión de un mundo que no nos gusta. El peneca ofrece una casa distinta, lo fantástico encuentra la posibilidad de instalarse en un cuento , en una breve historia, en una aventura.
En la literatura el guionista recurre a la imaginación, encuentra su vehículo y su casa natural en el cuento, las novelas de aventuras, viajes, etc.. . Así por ejemplo, un recurso muy utilizado en las narraciones de misterio como Sierra Negra en El peneca es el mundo onírico: las pesadillas. Todos hemos tenido y tenemos pesadillas así, uno siente que los enemigos se acercan en la noche y en el momento de la máxima angustia se despierta y se encuentra en su cama ,respira entonces aliviado, porque comprende que ha estado soñando, , pero la impresión de la pesadilla ha sido tan intensa, tan fuerte y el sopor que lo envuelve es tan grande, que poco a poco, a pesar de que él quisiera quedarse del lado de la vigilia, del lado de la seguridad, se hunde nuevamente en la pesadilla y siente que nada ha cambiado. En el minuto final tiene la revelación : eso no era una pesadilla, eso era la realidad; el verdadero sueño era otro.

Muchas gracias, Elías Luna.
Adaptación de un texto de Julio Cortázar para El peneca por Hasieran.

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