El Peneca Zig Zag 1854


El peneca Zig Zag nº 1854
Santiago de Chile, 24 de Junio de 1944
Cortesía del señor Elías Luna


El peneca y el silencio como reverso de la palabra.

El lenguaje escrito está en crisis, ya no garantiza, ya no sostiene, ya no parece capaz de cambiar el mundo, de hacerse cargo de su figuración. Hasta la caligrafía ya no tiene importancia ya que el teclado de un computador lo suple. Toleramos las teclas por su utilidad como puro intercambio afectivo o informativo de ideas simples; pero no podemos considerarlo pertinente para comunicar el brillo que el mundo tiene, o para reflejar el espíritu del lector . En una revista como El peneca , hay un silencio revelador , vivo que conmueve tanto o más como sus páginas olvidadas entre polvo . Como de un hechizo se tratará , de repente, el lector comienza a ver su mundo de otra manera; ve un mundo inmediato, vigente, a pesar de los años pasados desde su edición . Es como si uno estuviese viviendo el momento de la verdad que encierra.
En realidad la revista esta viva porque el lenguaje no desaparece, lo que desaparece es la fe en que efectivamente tenga una posibilidad esclarecedora de cualquier tipo, no solamente como comunicación con el exterior, sino, incluso, como comunicación con el interior, como autoconocimiento.
Es el hombre moderno el que está reñido con la palabra escrita ,parece que se le ha privado no de un contexto, sino de los vacíos, de las oscuridades de ese contexto; vacíos y oscuridades que son necesarios para la creación, para reconocer la propia existencia como duración. Porque el vacío es lo más profundo y misterioso que escapa al lenguaje. Al hojear el Peneca, me viene inevitablemente a la memoria estas líneas de Octavio Paz : “El misterio del lenguaje escrito no es menos sino más enigmático. Comienza con un amor inusitado por las palabras, por su color, su sonido, su brillo y el abanico de significaciones que muestran cuando, al decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor no tarda en convertirse en fascinación por el reverso del lenguaje, el silencio. Cada palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo “
Uno camina como un peregrino entre bosques de palabras y arenales de silencio, inevitable simbiosis en nuestra travesía lectora. No puedo dejar de terminar sin añadir otro pasaje del mismo escritor mexicano sobre esta dualidad de la palabra y el silencio : “ Las dos experiencias forman el nudo de que está hecha la convivencia humana: el decir y el escuchar. Por esto, el amor a nuestra lengua, que es palabra y es silencio, se confunde con el amor a nuestra gente, a nuestros muertos, los silenciosos y a nuestros hijos que aprenden a hablar. Todas las sociedades humanas comienzan y terminan con el intercambio verbal, con el decir y el escuchar. La vida de cada hombre es un largo y doble aprendizaje: saber decir y saber oír “
Muchas gracias, Elías Luna.

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