El peneca 1847 Zig Zag


El peneca Zig Zag 1847
Santiago de Chile, 6 de Mayo de 1944.
Cortesía del señor Elías Luna.

El peneca como experiencia estética .

En los siglos XVII y XIX el hombre explica racionalmente el mundo preexistente, permeable a su intelecto. Pero en el siglo XX , además de proseguir con su avance científico, el ser humano crea lo conocido, lo representado, el objeto, el horizonte de toda experiencia posible, la arquitectura universal y objetiva de la naturaleza. El escritor, en nuestro caso de El peneca ya no es espejo, sino candil o lámpara que, detrás de su desbordamiento, desde la interioridad de su ser y la manifestación de su pluma , abre el afuera, proyecta el espacio y el tiempo, el tejido de los objetos de nuestra experiencia convertida en narrativa ya sea de aventuras, misterio, fantasía , etc. . . Este candil luminoso es afín a la revolución copernicana . El humano como sujeto estaba condicionado por el objeto , la naturaleza que ya existía o ya era y de la cual dependía. Ahora, el círculo de los objetos evoluciona en derredor del ser humano, protagonista de su destino en la ciencia, en las artes . es decir el sujeto a priori que despliega la realidad cognoscible. El placer de la lectura no tiene explicación, porque lo estético o lo bello es algo subjetivo. Por eso, no atrae a todos por igual, mejor dicho, son pocos los que la saben comparar o igualar a la hermosura de un lago, una rosa, un paraje nevado o el cuerpo ondulante y espumoso del mar. El objeto bello no posee explicación, es indefinible, inútil y gratuito. No es efecto de un concepto ni, como observamos antes, de una finalidad. Pero si no hay palabras que la expliquen, no presupone que haya ausencia de forma. Es la singularidad de esa forma la que produce de forma discriminada . El calificativo de hermoso , atrae por su forma, no por su fín . La belleza de las páginas de una revista literaria como El peneca no brota de su cuerpo literario , de sus palabras ,sino del modo como un lector determinado lo percibe .No me estoy refiriendo a que haya gente selecta, ya que El peneca no es elitista, sino todo lo contrario, se abre y se ofrece como alimento y sustento de las clases populares, de las gentes sencillas, que tras una jornada laboral, dura, encuentran en su lectura reposo y refugio. La belleza de un texto literario es libre, no está sujeta a una utilidad material o funcional, y también liberadora porque no pide nada, sólo espera despertar en nosotros un goce o fuerza más cercano al espíritu.
Muchas gracias, Elías Luna.
Hasieran.

No hay comentarios:

Mi Musica