El peneca, el ansia de la trascendencia como ideal.
¿Para qué existe la narrativa? ¿A quién le hace falta? ¿Hay alguien a quien le haga falta? Son cuestiones que se plantea no sólo el escritor, sino también cualquier persona que recibe una revista como El peneca. palabra habitual que desgraciadamente desenmascara con crueldad la relación lector-escritor en el siglo XX y comienzos del XXI.
A cualquiera, pues, le afecta esta cuestión y cualquiera que tenga que ver con el gusto de leer, intenta darle una respuesta. Alexander Blok decía que un libro o revista crea la armonía partiendo del caos"... Pushkin atribuía al escritor dones proféticos... el arte de escribir o contar historias está determinado por leyes absolutamente propias, carentes de valor para los ojos ciegos y hedonistas.
En cualquier caso, para mí no hay duda de que el objetivo de cualquier revista, libro o historieta que no quiera ser "consumido" como una mercancía consiste en explicar por sí mismo y a su entorno el sentido de la vida y de la existencia humana. Es decir: explicarle al hombre cuál es el motivo y el objetivo de su existencia en nuestro planeta. O quizá no explicárselo, sino tan sólo enfrentarlo a este interrogante.
Comencemos por lo más general: la función indiscutible del gusto por la lectura, en mi opinión, está enlazada con la idea del conocimiento, de aquella forma de efecto que se expresa como conmoción, como catarsis. Desde el momento en que Eva comió la manzana del árbol de la ciencia, la humanidad está condenada a buscar perennemente la verdad. Es sabido que Adán y Eva en un principio se dieron cuenta de que estaban desnudos y se avergonzaron. Así es, ellos sintieron verguenza porque comprendieron y entonces entraron en el camino del conocimiento mutuo, placentero. Comenzó así un camino que no tendría fin. Es comprensible la tragedia de quienes del feliz desconocimiento fueron lanzados a los hostiles e inaprensibles campos de lo mundano. El peneca es una catársis, un ariete, una catapulta, la antorcha que nos saca de las cavernas de lo ordinario, y nos hace más humanos, más seguros.
Muchas gracias, Elías Luna.
Hasieran ( En base a un texto de Andrei Tarkovski.)
El peneca Zig Zag 1746
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario